El sueño es considerado como una función biológica importante pues durante este se llevan a cabo diversas actividades hormonales y metabólicas en diferentes aparatos y sistemas, mismas que son imprescindibles para el buen funcionamiento. Sólo aquellos seres que tienen estructuras cerebrales altamente desarrolladas duermen y sueñan. El sueño va cargado de vivencias individuales muy relacionadas con la afectividad, en este caso, del niño. Cada persona tiene unas necesidades de sueño específicas, en ocasiones, las necesidades de nuestros hijos pueden o no coincidir con lo que nosotros deseamos. Existen personas que necesitan pocas horas de sueño para poder estar plenos durante el día, se encontrarían en percentiles 3-25 de las curvas de sueño. Dormidores que necesitan más horas de sueño que la media y se encontrarían sobre la percentila 75. Dormidores que necesitan acostarse y levantarse temprano (Tipo “alondra”). También dormidores tipo “búho” que trasnochan y se levantan tarde. Para la organización del sueño el organismo se sincroniza con la oscilación ambiental (luz - día / oscuridad - noche) es por ello que es importante su exposición a estos ciclos, ya que sirve de marcapaso para el núcleo supraquiasmático que se localiza en el hipotálamo y que se regula con sincronizadores externos, como los antes mencionados, e internos como la secreción de melatonina, cortisol y temperatura corporal, que desciende antes de iniciar el sueño y aumenta al despertar (diferencia hasta de 1°C). Las funciones del sueño son, principalmente, para la reparación física del organismo; síntesis de hormona de crecimiento, regeneración y restauración orgánica, conservación de energía, estímulo del sistema inmunitario, aumento de síntesis proteica y absorción de aminoácidos por los tejidos. También regeneración de procesos mentales, fijación de la atención, habilidades cognitivas finas, aprendizaje (almacenamiento de memoria a largo plazo), limpieza del cerebro para eliminar material irrelevante, reprogramar información, proporcionar estímulo endógeno periódico al cerebro para mantener cierta actividad durante el sueño, maduración y restauración cerebral. La falta de sueño puede tener consecuencias como alteración en los niveles circulatorios de hormona de crecimiento, hormona tiroidea, cortisol y leptina; a su vez, esas alteraciones pueden darnos irregularidad en el control del crecimiento, actividades metabólicas y del apetito. También se encontrarían cambios de humor, irritabilidad, fatiga, falta de concentración, dificultades en la memoria y el aprendizaje. La American Academy of Sleep Medicine (AASM) brinda las siguientes recomendaciones sobre el tiempo que los niños necesitan dormir en las diferentes etapas de su desarrollo:
Dentro de nuestras actividades nosotros podemos ir favoreciendo los hábitos de sueño favorable. Podemos regular los estímulos externos para ir preparando la hora de dormir. Procuremos:
En conclusión, no podemos obligar a que todos los niños duerman el mismo número de horas por igual. Cada niño tiene sus propios requerimientos, un buen indicador de la efectividad del sueño que tienen nuestros hijos es ver su comportamiento durante el día. Si presenta irritabilidad o si está de buen humor, si presenta problemas en la memoria o aprendizaje o si en general va bien su desempeño en la escuela. Además cómo va su crecimiento y desarrollo en general, por eso es importante visitar regularmente a su pediatra y mantenernos pendientes de tales parámetros. Fuente:
Escrito por: Dra. Treicy Evelyn López Anaya Pediatra El brote dental y sus manifestaciones sistémicasEs común recibir en la consulta de urgencias pediátricas a papás angustiados por sintomatología que presentan sus hijos lactantes (entre los 7 y 8 meses de edad), algunos acuden por presentar picos febriles, otros por diarrea, otros sólo irritabilidad y, tras realizar exploración clínica (en ocasiones hasta exámenes de laboratorio) no se encuentra más causa asociada que la salida de los dientes (emergencia dentaria). La erupción dentaria es un proceso fisiológico natural, usualmente ocurre sin problemas, es un proceso largo que se relaciona con el crecimiento y desarrollo del resto de las estructuras cráneo-faciales; lleva sus tiempos y un adelanto o un atraso en éste es motivo de abordaje para identificar causa. La erupción de los primeros dientes se ha asociado a lo largo de la historia a diversos síntomas como: fiebre, diarrea, irritabilidad, falta de apetito. Se considera una ventana de 8 días que incluye 4 días previos a la salida del diente, el día de la salida del diente y 3 días después de la salida de éste; durante ese periodo ha habido manifestaciones sistémicas y locales asociadas, sin embargo aún no se encuentra una relación directa entre el brote dental y las manifestaciones. Es importante que, antes de atribuir cualquier manifestación al brote dental, se haga un interrogatorio, exploración y, si es necesario, exámenes complementarios para descartar procesos patológicos tales como infecciones. Su pediatra valorará si el cuadro es debido a alguna enfermedad y si es así, dará el manejo necesario; es decir, cuando la temperatura sea muy alta o la diarrea sea tan severa que pone al bebé en riesgo de deshidratación, no dudaremos en dar tratamiento para evitar complicaciones. De no encontrarse datos francos de enfermedad y si la sintomatología se mantiene leve, se mantendrá la vigilancia para ver características del cuadro, preferentemente sin medicamentos para evitar enmascarar otras manifestaciones. El uso de mordederas frías podría disminuir la molestia en el brote dental, incluso paletas heladas de leche materna o pedazos de fruta congelada, únicamente para disminuir la molestia en la encía y sin dejar solo al bebé.
Es importante recordar que cualquier duda que surja debe comentarla con su pediatra y evitar manejos recomendados por cualquier persona ajena al área pediátrica. Escrito por: Dra. Treicy Evelyn López Anaya Pediatra En últimos años se ha escuchado mucho hablar sobre la estimulación temprana e incluso se encuentran cada vez más lugares en los que se llevan a cabo estas prácticas. Es importante saber que la estimulación temprana son acciones que potencializan al máximo las habilidades físicas, mentales y psicosociales del niño a través de actividades repetitivas, continuas y sistematizadas. Se sabe que el cerebro de un niño tiene capacidad de modificarse dependiendo de los estímulos a los que se encuentre expuesto y justamente, en el primer año de vida, este cerebro posee mayor capacidad de adaptación (plasticidad cerebral) pudiendo minimizar los efectos de posibles lesiones. Es por eso que es importante saber reconocer cuáles son los eventos que ponen en riesgo el cerebro de un bebé ya que, de no identificarlo y no atenderlo, las secuelas serán evidentes y variarán en gravedad. El objetivo fundamental de la estimulación temprana es prevenir la aparición de déficit asociados a un riesgo, ya sea biológico, psicológico o social. Aplica programas desde recién nacido hasta los 3 años principalmente, pues el beneficio de la plasticidad cerebral se observa en los primeros 36 meses. Ayuda a mejorar habilidades en lenguaje, motricidad, área cognitiva y adaptativa.
Los factores de riesgo se clasifican de acuerdo al área – biológicos, psicológicos o sociales - y también dependiendo del momento en el que se presentan, pudiendo ser pre, peri o postnatales. Clasificación de factores de riesgo según Tjossem y Lorenzo (Márquez, 2010)
El pediatra identificará a los pacientes que tienen factores de riesgo y los enviará a estimulación temprana de ser necesario, es por ello que los recién nacidos ameritan seguimiento y serán valorados semanalmente durante el primer mes; posteriormente las consultas deben ser mensuales para llevar registro del desarrollo, así como el crecimiento (peso / talla y perímetro cefálico) pues es ahí donde se identifican los datos de alarma. Aprovechemos la plasticidad cerebral de nuestros niños para lograr alcanzar el máximo en sus habilidades. Escrito por: Dra. Treicy Evelyn López Anaya Pediatra Es importante saber cuáles son las medidas que se deben tomar al tener un recién nacido en el hogar, ya que esta manera podremos prevenir descuidos que lleven a hospitalizaciones. La alimentación e higiene son condiciones básicas que debemos cubrir en el lactante. Primero, la alimentación se recomienda exclusivamente con leche materna y a libre demanda durante los primeros 6 meses de vida. La leche materna proporciona los nutrientes que el bebé requiere conforme éste va creciendo; es importante saber que las concentraciones de tales nutrientes se van modificando día a día, además contiene sustancias que le proporcionarán defensas y ayudarán con su crecimiento y desarrollo. Pasa por 4 etapas diferentes
Es por ello que la leche materna se prefiere, y es mejor para el crecimiento y desarrollo del bebé, pues va cambiando y adaptándose a las necesidades del lactante. La producción de leche dependerá del estímulo que haya, mientras más temprana sea la succión que ejerza el bebé, la producción de leche será más rápida y mejor. Para mantener un estado de hidratación adecuado, es recomendable ofrecer leche mínimo cada 3 horas o antes, si el bebé lo pide. Si la alimentación no es adecuada en cantidad o calidad el bebé presentará deshidratación y ocasionalmente fiebre por sed.
A la hora del baño es importante estar dentro de un lugar cerrado, que tengamos todo lo que se necesitará a la mano (toalla y su ropa) para evitar entrar y salir de la habitación y que esto enfríe al bebé. La tina debe tener 10 cm de agua, no más; la temperatura ideal es entre 36-37°C; el tiempo de baño debe ser rápido, de ser posible menor a 10 minutos para evitar enfriamiento, los recién nacidos aún no regulan bien la temperatura y pueden enfriarse fácilmente. El cordón umbilical debe lavarse con agua y jabón, secar bien y si se observa cambio en la coloración, mal olor, salida de pus o sangre, deben acudir a consulta. Aproximadamente tarda 1 o 2 semanas en caerse, caerá solo, no deberá jalarse. Deben cubrirse manos, pies y cabeza para evitar pérdidas de calor. Las uñas deben mantenerse cortas para evitar que el recién nacido se rasguñe. Cada persona que entre en contacto con el recién nacido deberá tener manos limpias. Todas las medidas anteriores sirven para evitar infecciones, debemos recordar que el recién nacido no desarrolla aún suficientes defensas por lo que hay que disminuir riesgos. Debemos vigilar la coloración del bebé, una coloración amarillenta amerita consulta con su pediatra ya que podría poner en riesgo el estado general del bebé, sobre todo si los ojitos, las manos y los pies se ven amarillos en los primeros días de nacido. Siempre es preferible preguntar si alguna situación nos parece anormal y verificar que el bebé se encuentra bien. Escrito por: Dra. Treicy Evelyn López Anaya Pediatra En la actualidad el uso adecuado de antibióticos se ha vuelto particularmente importante debido al incremento en la resistencia bacteriana. La manera en que las bacterias han logrado desarrollar mecanismos para evadir el efecto de los antibióticos se ha convertido en un problema de salud a nivel mundial. Se deben considerar varios aspectos antes de prescribir un antibiótico y es responsabilidad del personal de salud informar a la población que no todas las enfermedades ni todas las infecciones requerirán del uso de un antibiótico. De igual manera, la clasificación y uso de los antibióticos tienen indicaciones muy especiales en los pacientes pediátricos, dentro éstas se consideran: edad del paciente (es importante saber que los microorganismos implicados cambian de acuerdo al grupo de edad), el cuadro que presenta, la severidad del mismo y los efectos secundarios del antibiótico a elegir (considerando riesgo / beneficio). Un elevado número de pacientes a los que se les indica uso de antibióticos, muchas veces no reciben el tratamiento de manera adecuada, es decir, llevan a cabo tratamientos incompletos en días o irregulares en el horario de administración, así como la modificación de la dosis. La mayor parte de estos errores es debido a una información deficiente, en la que muchas veces damos por sentado que la persona a cargo del tratamiento ha entendido bien las indicaciones sin detenernos a preguntar si hay dudas. Para la prescripción de un antibiótico se debe tener un diagnóstico presuntivo así como la etiología (origen de la enfermedad) más probable. En general, las infecciones pediátricas son agudas y autolimitadas, se acompañan de fiebre, sin embargo la etiología más frecuente es viral (lo cual no ameritaría uso de antibióticos). De acuerdo a la evolución del paciente o la persistencia y severidad del cuadro, se indicarán tomas de muestras de laboratorio que establezcan un diagnóstico microbiológico específico e iniciará tratamiento empírico hasta tener resultados y saber si amerita un cambio en el manejo o continuará el mismo. Es importante recordar que, en la infancia, la principal patología es en vías respiratorias superiores, y que la etiología de éstas es en su mayoría viral, por lo que no necesitan antibióticos. En general, si la duración del cuadro es breve, el estado general del niño es bueno y la evolución es satisfactoria, deberá evitarse uso de antibióticos así presente secreción nasal espesa. En cuanto a los cuadros diarreicos, por lo general tienen curación espontánea, no necesitan antibióticos de primera instancia, incluso pueden ser contraproducentes en algunas ocasiones ya que pueden eliminar la flora bacteriana que normalmente se encuentra en intestino y hacerla susceptible a otras infecciones. Lo importante en estos cuadros es mantener una hidratación adecuada. En conclusión, los padres deben acudir con el pediatra para que se haga un adecuado interrogatorio y exploración del paciente, tomando en cuenta la edad, los antecedentes (prematurez, infecciones recurrentes, esquema de vacunación, asistencia a guardería, etc) y el cuadro clínico para así poder tener los elementos necesarios que nos orienten al diagnóstico y dar el manejo más adecuado. Se debe evitar la automedicación, en caso de ameritar antibiótico se debe concluir el tratamiento como lo indicó el pediatra, considerando los días, los horarios y las dosis. Recuerden que las bacterias crean mecanismos de resistencia y cada vez son más fuertes ante diferentes tipos de antibióticos, por lo que se debe evitar el uso indiscriminado de estos, pues frente a una bacteria multirresistente ya no hay nada que hacer. Escrito por: Dra Treicy Evelyn López Anaya Pediatra |
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Enero 2020
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