En la actualidad el uso adecuado de antibióticos se ha vuelto particularmente importante debido al incremento en la resistencia bacteriana. La manera en que las bacterias han logrado desarrollar mecanismos para evadir el efecto de los antibióticos se ha convertido en un problema de salud a nivel mundial. Se deben considerar varios aspectos antes de prescribir un antibiótico y es responsabilidad del personal de salud informar a la población que no todas las enfermedades ni todas las infecciones requerirán del uso de un antibiótico. De igual manera, la clasificación y uso de los antibióticos tienen indicaciones muy especiales en los pacientes pediátricos, dentro éstas se consideran: edad del paciente (es importante saber que los microorganismos implicados cambian de acuerdo al grupo de edad), el cuadro que presenta, la severidad del mismo y los efectos secundarios del antibiótico a elegir (considerando riesgo / beneficio). Un elevado número de pacientes a los que se les indica uso de antibióticos, muchas veces no reciben el tratamiento de manera adecuada, es decir, llevan a cabo tratamientos incompletos en días o irregulares en el horario de administración, así como la modificación de la dosis. La mayor parte de estos errores es debido a una información deficiente, en la que muchas veces damos por sentado que la persona a cargo del tratamiento ha entendido bien las indicaciones sin detenernos a preguntar si hay dudas. Para la prescripción de un antibiótico se debe tener un diagnóstico presuntivo así como la etiología (origen de la enfermedad) más probable. En general, las infecciones pediátricas son agudas y autolimitadas, se acompañan de fiebre, sin embargo la etiología más frecuente es viral (lo cual no ameritaría uso de antibióticos). De acuerdo a la evolución del paciente o la persistencia y severidad del cuadro, se indicarán tomas de muestras de laboratorio que establezcan un diagnóstico microbiológico específico e iniciará tratamiento empírico hasta tener resultados y saber si amerita un cambio en el manejo o continuará el mismo. Es importante recordar que, en la infancia, la principal patología es en vías respiratorias superiores, y que la etiología de éstas es en su mayoría viral, por lo que no necesitan antibióticos. En general, si la duración del cuadro es breve, el estado general del niño es bueno y la evolución es satisfactoria, deberá evitarse uso de antibióticos así presente secreción nasal espesa. En cuanto a los cuadros diarreicos, por lo general tienen curación espontánea, no necesitan antibióticos de primera instancia, incluso pueden ser contraproducentes en algunas ocasiones ya que pueden eliminar la flora bacteriana que normalmente se encuentra en intestino y hacerla susceptible a otras infecciones. Lo importante en estos cuadros es mantener una hidratación adecuada. En conclusión, los padres deben acudir con el pediatra para que se haga un adecuado interrogatorio y exploración del paciente, tomando en cuenta la edad, los antecedentes (prematurez, infecciones recurrentes, esquema de vacunación, asistencia a guardería, etc) y el cuadro clínico para así poder tener los elementos necesarios que nos orienten al diagnóstico y dar el manejo más adecuado. Se debe evitar la automedicación, en caso de ameritar antibiótico se debe concluir el tratamiento como lo indicó el pediatra, considerando los días, los horarios y las dosis. Recuerden que las bacterias crean mecanismos de resistencia y cada vez son más fuertes ante diferentes tipos de antibióticos, por lo que se debe evitar el uso indiscriminado de estos, pues frente a una bacteria multirresistente ya no hay nada que hacer. Escrito por: Dra Treicy Evelyn López Anaya Pediatra |
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Enero 2020
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